“La madre no era gente, ni nada, ni cosa alguna. Ella era Aluna.
Ella era espíritu de lo que iba a venir
y ella era pensamiento y memoria”
Los Kogi, una de las tribus indígenas más fascinantes de Colombia, son considerados descendientes de los primeros seres humanos perfectos. Se les reconoce como hijos de la Gran Madre, una figura central en su cosmovisión. Para los Kogi, la Gran Madre no solo es una deidad, sino una presencia viva en todo lo que los rodea. Su relación con ella es profunda y simbiótica, ya que se consideran responsables de su protección y equilibrio. De acuerdo con su creencia, cualquier error o acto incorrecto en su vida cotidiana podría provocar la ira de la Madre, manifestada en desastres naturales y otros efectos negativos sobre la comunidad.
La importancia de la mujer y la menstruación en la cosmovisión Kogi
Uno de los aspectos más interesantes de la cosmovisión Kogi es la relevancia de la mujer y su menstruación. Para entender por qué estos temas son considerados sagrados, debemos sumergirnos en los mitos de la creación, que proporcionan respuestas clave sobre cómo los Kogi perciben el mundo y su lugar en él.
En este artículo, nos adentramos en esos mitos para acercarnos a las formas de pensar de los Kogi sobre el mundo, el origen de los seres humanos y su conexión con la naturaleza.
El mito de la creación Kogi

Aunque el número de los Kogi es pequeño, existen diversas versiones del mito que explica la creación del mundo y de los seres humanos. A pesar de las variaciones, todos comparten elementos clave que ayudan a comprender la visión del mundo de los Kogi. Un aspecto fundamental es la percepción del universo como una unidad, personificada en la Gran Madre. Esta figura no solo representa el principio femenino, sino que se manifiesta en todos los elementos naturales y cuerpos celestes.
Según los mitos, al principio solo existía la oscuridad. No había sol, luna, seres humanos, animales ni plantas. El único elemento presente era el mar, la Madre, conocida como Gaulchováng. Ella no era un ser humano, ni algo físico en particular, sino Alúna: la esencia primordial, el espíritu, el pensamiento y la memoria. Alúna existía en un mundo profundo y solitario, antes de que se formaran los nueve mundos que seguirían. Estos mundos gradualmente fueron creados hasta llegar al que habitamos hoy, el último y el más completo.
La creación de los primeros seres humanos
Los primeros seres humanos nacieron de estos mundos, en una forma primitiva. Al principio, se asemejaban a orugas o gusanos, sin huesos, ojos ni otros órganos, incapaces de hablar. De acuerdo con los mitos, cada uno de los mundos que nacieron después de Gaulchováng estaba incompleto, le faltaba algo para alcanzar la perfección plena. De esta forma, la humanidad comenzó en una forma simple y evolucionó gradualmente hacia lo que somos hoy.
La conexión entre el mundo físico y el espiritual
Para los Kogi, el mundo físico y espiritual están entrelazados de una manera inseparable. La Madre, o Gaulchováng, existía en Alúna, pero también era Alúna. Esta es la esencia primordial que precede a la creación de los demás mundos. Se considera como el origen eterno de todo lo que existe, una idea pura e invisible que da forma a la realidad. Según la visión Kogi, lo concreto en el mundo físico tiene su contraparte espiritual en Alúna. Todo lo que existe, desde las montañas hasta los seres humanos, posee un simbolismo profundo que conecta el mundo material con su origen inmaterial en Alúna.
Conclusión
La cosmovisión Kogi ofrece una mirada única y profunda sobre el origen del mundo, la importancia de la mujer y la conexión espiritual con la naturaleza. Para los Kogi, la Gran Madre no es solo una figura simbólica, sino una presencia activa que está en constante relación con la humanidad. Su visión del mundo como una unidad de lo físico y lo espiritual nos invita a reflexionar sobre nuestra propia conexión con el entorno y a reconsiderar la importancia de vivir en armonía con la naturaleza.
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