Un día, le pregunté a un chamán sobre el Yagé (Ayahuasca). Su respuesta fue:
«No buscas la Ayahuasca en el momento correcto; la Ayahuasca misma te encontrará.» Y así fue: cinco años después, escuché la llamada y la medicina me encontró.
El Yagé, conocido también como Ayahuasca, es una planta sagrada utilizada desde tiempos ancestrales en ceremonias de sanación y autoconocimiento. En este post exploraremos cómo esta medicina nos conecta con el mundo espiritual, nos permite sanar heridas ancestrales y nos lleva a un despertar profundo.
La experiencia con el Yagé puede ser entendida como una relación con la planta, una relación sagrada.
¿Para qué se usa el Yagé?
El Yagé (Ayahuasca, Banisteriopsis caapi) es una planta medicinal ancestral, una planta maestra. La ceremonia de Yagé es un proceso de aprendizaje y curación. Al sanar nuestras heridas, también sanamos las heridas ancestrales causadas por nuestros abuelos, bisabuelos y antepasados. No estamos solo curando nuestro microcosmos, sino también el macrocosmos, es decir, la parte de nuestro mundo. Es un despertar de conciencia.
Nuestros abuelos construyeron el camino. Como dicen los taitas de la Amazonía, el Yagé es el rey y la madre de todas las plantas.
¿Cómo se realiza una ceremonia de Ayahuasca?”
Al entender el poder de la planta maestra, es importante saber cómo se lleva a cabo la ceremonia, pues el contexto y la preparación son clave para una experiencia transformadora.
Durante la ceremonia de Yagé, se utiliza una combinación de ortiga y tabaco junto con la planta maestra. La ceremonia es guiada por un chamán o taita, y su origen se encuentra en Sudamérica, en la región amazónica.
La mezcla se prepara a partir del bejuco de Yagé, que es la liana Banisteriopsis caapi, que crece en la selva amazónica, junto con las hojas de chacruna o Chagropanga (Psychotria viridis). La chacruna contiene DMT, y el Yagé contiene harmina. Juntas, estas plantas forman el brebaje sagrado.
El proceso de preparación de la cocción de estas plantas puede variar según la cultura o región, y en algunas ceremonias se añaden otras hierbas. Todo este proceso se lleva a cabo dentro del contexto de un ritual, que requiere una preparación previa tanto por parte del guía, maestro o chamán, como del participante.
¿Cuáles son los efectos del Yagé en el cuerpo físico?
Antes de consumir el Yagé, es necesario limpiar el cuerpo con plantas aromáticas medicinales. Se prepara una mezcla de estas plantas y se raspa el cuerpo con ellas para hacer espacio y limpiarse, permitiendo así recibir mejor la medicina. Este proceso armoniza y limpia el cuerpo.
La ortiga es una de las plantas utilizadas en la ceremonia y ayuda a equilibrar y curar el cuerpo. Sus beneficios incluyen la reducción del estrés, la mejora de la circulación y muchas otras sanaciones.
El Yagé provoca vómitos con el objetivo de limpiar el cuerpo de toxinas o impurezas. Este proceso es visto como una forma de purificación tanto del cuerpo como del alma, ayudando al participante a liberarse de energías negativas. Durante la experiencia, hay evidencias de un proceso de desintoxicación a nivel celular. Se puede comparar con una meditación viva que ofrece una nueva perspectiva de la vida, desde el alma. Abre nuevos caminos y decisiones, armoniza las chacras, estimula la creatividad e inspira. También puede ayudar con la depresión, sanar traumas, aumentar la autoestima y aportar muchos otros beneficios.
El Yagé nos conecta con la madre naturaleza y nos da respuestas profundas y abstractas, como: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Para qué estamos aquí? Es difícil de expresar con palabras, pero la experiencia es única para cada persona, y cada quien recibe los mensajes que necesita de la planta.
Durante la ceremonia, se utiliza música de medicina: ritmos y cantos que sanan, calman, dirigen y guían.
La ceremonia siempre se realiza en un espacio natural, en el bosque o la selva. No es adecuado realizarla en lugares urbanos, ya que no proporcionan el ambiente necesario para la sanación.
Riesgos y precauciones
El Yagé es más que una planta; es una puerta hacia el autoconocimiento y la sanación. Como todos los caminos espirituales, su uso requiere respeto, preparación y una disposición abierta al cambio. Al final, la medicina nos encuentra cuando estamos listos para recibirla, y nos enseña a conectar con algo más grande que nosotros mismos.
Es fundamental recordar que el Yagé no es para todos, y debe ser consumido con respeto y preparación. Las personas con ciertas condiciones de salud o problemas psicológicos deben consultar con un experto antes de participar en una ceremonia.
Conclusión
Para muchas comunidades indígenas, el Yagé no solo es una medicina, sino una aliada espiritual con la que se busca el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Su uso está rodeado de respeto y rituales que han sido transmitidos de generación en generación
En última instancia, el Yagé nos recuerda nuestra conexión con el todo: con la tierra, con nuestros ancestros y con nosotros mismos. Cada experiencia es única, pero todas nos invitan a recordar que somos parte de un ciclo mucho mayor, uno que nos llama a sanar, crecer y trascender
Si sientes que el Yagé podría ser parte de tu camino, te invito a investigar más, a conectarte con comunidades que respeten esta medicina y, sobre todo, a escuchar tu intuición. La planta maestra no solo sana el cuerpo, sino que también nos recuerda que somos parte de algo mucho más grande: la naturaleza, el cosmos y la vida misma. ¿Estás listo para escuchar su llamado?
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